La receta de hoy está recién salida del horno; Además nunca mejor dicho, la he hecho, probado, fotografiado y publicado hoy. Y tengo que decir que es uno de los mejores pasteles de manzana que he probado nunca. Su aspecto es rústico como un bizcocho de manzana pero su sabor, es cremoso, suave y muy muy delicado; La verdad, me ha enamorado.
Es una receta que ví hace ya un tiempo en el blog El invitado de invierno pero todavía no había encontrado la "excusa" para realizarlo. Gran error, he tardado dos años en descubrir uno de los postres de manzana que más me han gustado. El sabor ácido del limón, contrastado con la dulzura de la vainilla uniéndose a la jugosidad de la manzana consiguen de este pastel subir al "top ten" de mis postres favoritos retando muy seriamente a mi querido chocolate.
600 gramos de manzana reineta (2 manzanas hermosas)
1 limón grande
160 gramos de azúcar
2 huevos medianos ( en mi caso de corral )
110 gramos de mantequilla
70 gramos de harina floja
2 cucharaditas de levadura química
1 cucharadita de vainilla en pasta
125 gramos de leche entera
Ponemos el horno a precalentar a 170º calor arriba y abajo y cubrimos el molde de hornear de 18-20 cm de diámetro con papel sulfurado. El fondo y los laterales para no tener problemas al desmoldarlo.
Pesamos la harina, la tamizamos y le añadimos la levadura química.
Pesamos el azúcar y reservamos. Sacamos los huevos de la nevera para que estén a temperatura ambiente.
Derretimos la mantequilla en el microondas a baja potencia, con cuidado de no pasarnos de tiempo.
Pesamos la leche y le incorporamos la cucharita de pasta de vainilla.
Lavamos el limón, rayamos su piel y exprimimos su zumo. Vertemos el contenido en una ensaladera grande ya que tiene que tener capacidad suficiente de abarcar el resto de ingredientes.
Pelamos las manzanas, las cortamos en gajos y las ponemos con el limón revolviendo con las manos para que se impregnen bien del limón.
Ponemos el azúcar con los huevos y los montamos con la ayuda de la batidora eléctrica, cuando hayan doblado su volumen vertemos la mantequilla derretida y con una paleta vamos incorporando con movimientos envolventes.
Añadimos un tercio de la harina, mezclamos con cuidado con movimientos envolventes, añadimos la mitad de la leche con la vainilla, otro tercio de harina, el resto de leche y lo que queda de harina. Todo esto con cuidado y siempre con movimientos envolventes. ( Lo sé soy pesada tanto movimiento envolvente pero es muy importante para obtener una textura increíble)
Vertemos esta mezcla a la ensaladera con los gajos de manzana y mezclamos bien para que se impregnen todos los gajos.
Pasamos la mezcla al molde que habíamos preparado para hornear, alisamos la superficie y horneamos durante 50 minutos. Los primeros 30 a 170 grados y los últimos 20 minutos a 175º.
Cuando haya pasado el tiempo comprobamos con la ayuda de un palillo su correcta cocción y sacamos a enfriar sobre una rejilla. Desmoldamos una vez esté frío completamente.
Es una receta sin ningún tipo de complicación y el resultado merece la pena ¡y mucho! Desde aquí, gracias Miriam por haberme descubierto esta receta. Me has alegrado el día :)
A todos vosotros, no os dejéis engañar por su aspecto rústico, esconde una suavidad extrema. Daros el placer y sorprender a los vuestros con este postre un día cualquiera.
¡Un besito y nos vemos pronto!
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